sábado, 8 de julio de 2017

El parricida, primer condenado a prisión permanente revisable



[NOTA PREVIA: ARTÍCULO DE NATALIA PUGA PONTEVEDRA ORIGINALMENTE PUBLICADO EN “EL MUNDO” EL 07.07.2017. Foto: Cadena perpetua (The Shawshank Redemption, 1994), de Frank Darabont.] La figura de la prisión permanente revisable recogida en la última reforma del Código Penal ya es una realidad. Por primera vez en España, un tribunal ha dictado sentencia en la que se impone a un acusado esta condena. El pionero es David Oubel, penado por haber matado a sus hijas de cuatro y nueve años utilizando una sierra radial eléctrica y un cuchillo de cocina en la localidad pontevedresa de Moraña.
Oubel, juzgado durante los últimos tres días en la Audiencia Provincial de Pontevedra, fue declarado ayer culpable por unanimidad de todos los miembros del jurado tras apenas hora y media de deliberaciones.
La presidenta del Tribunal de la Sección Cuarta de la Audiencia, Nélida Cid, le impuso, además, la prohibición de acercarse a su exmujer y madre de las dos niñas fallecidas, Rocío Viéitez, a comunicarse con ella durante un tiempo indeterminado y la obligación de indemnizarla con 300.000 euros.
El tribunal consideró probado que Oubel es culpable de las dos muertes con alevosía, aprovechando que estaban indefensas al haberles hecho ingerir por vía oral sedantes y relajantes que impedían su defensa. La sentencia también remarca que atacó a ambas produciéndoles varios cortes en el cuello con una sierra que había comprado uno o dos días antes para la ocasión. Tras ello, las remató con un cuchillo de cocina hasta conseguir su degüello y muerte prácticamente inmediata por hemorragia. En el caso de su hija mayor, la había atado previamente con una cinta americana porque no había conseguido anular totalmente su voluntad con las pastillas y ofreció resistencia.
En base a este veredicto de culpabilidad, para el fiscal del caso, Alejandro Pazos, era «impepinable» que fuese condenado a la prisión permanente revisable por la relación de parentesco del autor con sus víctimas y por ser estas menores de 16 años. Según el Código Penal, era la única pena posible.
Durante el juicio, los psiquiatras que declararon resaltaron la «absoluta falta de empatía» y la «frialdad» de David Oubel, y describieron una personalidad con rasgos «narcisistas» que rozaban la de una persona psicópata.
Ante cualquier posible duda, su comportamiento durante el proceso penal les dio la razón, pues ni cuando confesó los hechos mostró su arrepentimiento o perdón. Tampoco se alteró cuando escuchó la condena. En ningún momento afloró en él ninguna emoción.
El monstruoso crimen de Oubel quedó sentenciado de forma firme en sala. Tras el dictamen de la magistrada Nélida Cid, tanto el fiscal como el abogado de la madre de las niñas y el letrado defensor anunciaron su intención de no recurrir. David Oubel, como cabía esperar, ni siquiera pestañeó.


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