[NOTA
PREVIA: ARTÍCULOS DE G. SÁNCHEZ Y
A. SEGURA ORIGINALMENTE PUBLICADOS EN “EL PERIÓDICO DE CATALUNYA” EL 23.02.2017.
Foto: Solo mía (2003), de Javier
Balaguer.]
En España, desde el 1 de enero, 15 mujeres han
sido asesinadas por sus novios y maridos. En Catalunya acaba de morir la
segunda: Leydi, madre de cinco hijos, fue acuchillada al terminar su turno de
limpiadora en la escuela de Santa Perpètua de Mogoda (Vallès Occidental) en la
que trabajaba. La primera fue en Súria (Bages), Carmen, de 79 años, también
acuchillada mientras dormía.
Leydi había denunciado hasta en tres ocasiones distintas a su homicida. En septiembre del 2016 se archivó una causa abierta por amenazas de él a petición de la fiscalía. En noviembre, presentó otra denuncia y un juzgado de Sabadell le impuso al hombre una orden de alejamiento de 500 metros. En enero, el agresor quebrantó la orden y ella lo denunció por última vez. El mismo juzgado amplió la medida de protección a 1.000 metros.
Leydi había denunciado hasta en tres ocasiones distintas a su homicida. En septiembre del 2016 se archivó una causa abierta por amenazas de él a petición de la fiscalía. En noviembre, presentó otra denuncia y un juzgado de Sabadell le impuso al hombre una orden de alejamiento de 500 metros. En enero, el agresor quebrantó la orden y ella lo denunció por última vez. El mismo juzgado amplió la medida de protección a 1.000 metros.
El juicio, que ya no podrá celebrarse debido al
fallecimiento de la mujer, estaba previsto para el próximo mes de abril. Cuando
su asesino la esperaba a la salida del trabajo, casi de madrugada, Leydi estaba
sola. Ninguna de las tres denuncias que se atrevió a presentar han servido para
nada.
Pilar Martín Nájera, la fiscala de la sala
delegada para la Violencia sobre la Mujer, admitió, antes de entrar en la
Subcomisión del Congreso de los Diputados para el estudio de un pacto de estado
contra la violencia de género, que el sistema judicial no había sabido valorar
«adecuadamente el riesgo que corría».
Ayer, en Móstoles (Madrid), el Cuerpo
Nacional de Policía (CNP) detuvo a la expareja sentimental de una mujer que
apareció sin vida en la bañera en su domicilio de Gandía (Valencia). Según
informa Nacho Guerrero, era una mujer española de 49 años, guardia civil de
profesión y que estaba de baja por enfermedad. El arresto del hombre, de
momento, ha sido únicamente por no respetar la orden de alejamiento que pesaba
sobre él. La autopsia debería ayudar a confirmar si también es el responsable
de su muerte.
Se da la circunstancia de que estas dos
mujeres, la de Santa Perpetua y la de Gandía, habían denunciado los malos
tratos que les infligían los hombres con los que compartían la vida. No es
habitual. La inmensa mayoría de las muertes se corresponden con mujeres que no
lo habían hecho.
A pesar de que en Catalunya se presentan más de
30 denuncias por violencia machista diariamente, el 74% de las mujeres que
fueron asesinadas entre el 2008 y el 2015, no habían acudido a ninguna
comisaría de policía para pedir ayuda. Este dato empeoró durante el pasado año,
cuando solo una de las nueve mujeres muertas había presentado denuncia.
Un dato que no animaría a denunciar, al menos en
Catalunya, es que el 89% de las mujeres que sí denuncian no cuentan con ninguna
medida judicial de protección.
Hay 147 mujeres catalanas que tienen
protección policial. Catorce de ellas están bajo vigilancia permanente de
agentes policiales. Los Mossos, a veces, deciden comenzar la protección sin
necesidad de que lo haya ordenado un juez. Hay distintos niveles de protección
con policías: durante las 24 horas del día; cada vez que la persona protegida
sale del domicilio o para enfrentar situaciones de riesgo. Los Mossos contactan
periódicamente por teléfono con todas las denunciantes.
Durante el pasado año, 1.519 agresores
incumplieron las medidas cautelares que habían acordado los tribunales para
proteger a una mujer amenazada. La utilidad de las órdenes de alejamiento,
según aclara Ester García, vicepresidenta de la Associació Dones Jurídiques, «funciona para hombres que teman afrontar las
consecuencias penales» que puede acarrear quebrantarlas. Pero no para
proteger a las mujeres de aquellos agresores que solo piensen en matarlas.
Leydi, 34 años, segunda asesinada en Catalunya
Un hombre sobre el que pesaba una orden de alejamiento asesinó el martes por la noche, sobre las 23.45 horas, a su exmujer en la localidad de Santa Perpètua de Mogoda (Vallès Occidental). La víctima, Leydi, de 34 años y origen ecuatoriano, fue encontrada muerta en la calle.
Un hombre sobre el que pesaba una orden de alejamiento asesinó el martes por la noche, sobre las 23.45 horas, a su exmujer en la localidad de Santa Perpètua de Mogoda (Vallès Occidental). La víctima, Leydi, de 34 años y origen ecuatoriano, fue encontrada muerta en la calle.
La víctima se ganaba la vida como trabajadora
de la limpieza del Ayuntamiento. Concretamente, era la responsable de limpiar
la escuela Santa Perpètua. El pasado martes, como cada día, terminó su turno a
las 23.30 horas. Su exmarido, un hombre de 53 años y de nacionalidad española,
que sufre una minusvalía y vende cupones, la estaba esperando a la salida. El agresor la siguió y la apuñaló poco después. El cuerpo de la mujer apareció sobre el asfalto, junto a unos coches aparcados.
Leydi era madre de 5 hijos, 4 de ellos nacidos
en España –3 del matrimonio con el hombre que ha terminado asesinándola–. La
pareja estaba en proceso de separación desde el pasado mes de noviembre, una
situación que, al parecer, el agresor se negaba a aceptar. Tras matarla, y
acompañado de un familiar, se presentó en la sede central de los Mossos
d'Esquadra para entregarse. Sufría un ataque de ansiedad y requirió asistencia
médica.
Huelga de hambre de cinco mujeres contra las
agresiones
Cinco mujeres de la Asociación Ve-La Luz, que empezaron el pasado día 9 de febrero una huelga de hambre en la Puerta del Sol de Madrid para pedir un pacto de Estado que proteja a las víctimas de violencia machista, aseguraron ayer que continuarían con la protesta hasta que obtener respuesta a su petición para acabar con esta lacra.
Cinco mujeres de la Asociación Ve-La Luz, que empezaron el pasado día 9 de febrero una huelga de hambre en la Puerta del Sol de Madrid para pedir un pacto de Estado que proteja a las víctimas de violencia machista, aseguraron ayer que continuarían con la protesta hasta que obtener respuesta a su petición para acabar con esta lacra.
La protesta la iniciaron ocho mujeres, pero
tres tuvieron que abandonarla por motivos laborales. Las que continúan han
relatado que «cuando tú denuncias, no
sueles tener trabajo, no puedes comer y menos dar de comer a tus hijos. Por
ello, esta era una manera de sensibilizar sobre la situación en que queda una
mujer que denuncia: o acaba asesinada, o sin techo o sin comer».
La asociación asegura que plantea «medidas reales y no formales para luchar contra la violencia de género y la necesidad de políticos valientes». La presidenta de la asociación, Gloria Vázquez, afirmó sobre la actitud de los partidos ante sus propuestas y sobre la huelga de hambre, que «algún diputado se ha acercado a título individual, pero ninguno se ha comprometido».
Por el contrario, destacó que la respuesta ciudadana ha sido «impresionante» y en una semana han conseguido más de 120.000 firmas, que recogen para llevar sus demandas al Congreso. Además, cuentan con el apoyo de otras organizaciones de mujeres y de sindicatos. De hecho, CCOO y UGT, han pedido a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, elementos materiales para seguir la huelga «y el apoyo a sus reivindicaciones».
Por el contrario, destacó que la respuesta ciudadana ha sido «impresionante» y en una semana han conseguido más de 120.000 firmas, que recogen para llevar sus demandas al Congreso. Además, cuentan con el apoyo de otras organizaciones de mujeres y de sindicatos. De hecho, CCOO y UGT, han pedido a la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, elementos materiales para seguir la huelga «y el apoyo a sus reivindicaciones».
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